Echo de menos sentarme en una silla apoyando mis pies en el tronco del árbol mas soleado de casa, respirar hondo y que se vayan las preocupaciones, tomarnos una copa todos juntos, jugar unas partidas a las cartas, contar historias junto a la estufa de leña, recoger aceitunas y restregarnos las más maduras por la cara para parecer mineros, hacer pastilles de la yaya, jugar al parchís y ganar a mama aun cogiendo el color que ella mas odia, el amarillo.
El Pipo dándome un beso con lengua (el perro carlino de mi hermana wada), la carita de pena de Carla, con su lengua tan especial, la sopa catalana con pelota y galets, de Irene, los vestidos de gala, el amigo invisible, las enanas jugando a las cocinitas, las bolsas del bulevar rosa con lucecitas, santa Claus bajando por la cuesta con una carretilla plagada de regalos para todos, ese olor… ese olor que caracteriza esas fechas, olor a navidad, a ilusión, promesas, felicidad, tristeza, alegría, amor y satisfacción.
Son pocas las cosas nombradas que he pasado en este lugar tan especial, cosas que dentro de nada se van a repetir, con diferentes expectativas, con un año más de madurez, con más gente, con una vida diferente, pero seguimos siendo los mismos y siempre acabamos volviendo al mismo sitio, por qué? Porque todos juntos somos Uno!
LadyMars
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